CONSTELACIONES Y NAUFRAGIOS
Las huellas del estanque
“La pintura sucede”, dijo un gran maestro. Y sucede, sí, cuando nos entregamos al proceso con honestidad, cuando escuchamos lo que la obra pide y respondemos con paciencia, con emoción, con tiempo.
Todo comienza con una observación: Los lotos flotan como planetas, irradiando una energía silenciosa; el agua refleja el cielo y también algo más profundo. El pez koi emerge en busca de alimento y luego desaparece. Su recorrido, lleno de obstáculos, es también un viaje de transformación.
De ese diálogo entre el agua, los astros y la vida que habita en el estanque, surge también una verdad más profunda: en cada ser, lo pequeño contiene lo inmenso. El universo deja su huella en cada fragmento de existencia.
AMAR LA MAR
¿Qué nos sucede al contemplar el mar? ¿Cómo nos sentimos frente a su inmensidad, ante esa fuerza mayor que nos excede? Desde mis primeras pinturas, en 1994, el mar está presente como una fuente inagotable. En aquel entonces, bajo la influencia de La invención de Morel, buscaba atrapar lo inasible: detener un instante y guardarlo en el lienzo, como quien intenta retener la luz que se desplaza, el cielo espejado en el agua, los colores que vibran fugazmente. Pintar el mar es contemplarlo con curiosidad, con respeto. Como me dijo un amigo marinero: “El mar te vuelve humilde”.
TANGO
En 1999 descubrí el mundo de las milongas, y allí reencontré algo que me acompañaba desde la infancia: el impulso de dibujar escenas pobladas de personajes y situaciones. En esos salones, música, danza, luces, sombras y miradas se entrelazan para crear un instante irrepetible. Las pinturas de tango, quizás la serie más extensa y reconocida de mi obra, retratan ese universo vibrante y efímero, lejos del estereotipo del lamento tanguero. Como dijo un poeta, “el tango es una posibilidad infinita”, y en cada milonga intento atrapar uno de esos instantes.
GARAGE
La serie de garajes nació en 1994, tras mi llegada a Mar del Plata, inspirada por el garaje donde mi padre guardaba su colección de autos antiguos, algunos en restauración, otros en deterioro. Ese lugar, familiar desde siempre, reveló su potencial pictórico a la distancia. El garaje se transformó en un espacio simbólico: los autos, testigos silenciosos del paso del tiempo; un retrato indirecto de mi padre, de su perseverancia y de la pasión que lo habitaba. La serie comenzó con una obra dedicada a él y se cerró veinte años después, en 2014, con una pintura de despedida, pocos meses después de su partida.
LE VOYAGE
Esta sección es la mas ecléctica y agrupa obras vinculadas a distintos episodios de viajes ,en contrapunto con la idea de que la pintura,el proceso creativo es un viaje en si mismo. Abarca obras de distintos momentos, series que quedaron en la bitácora ,pero que en mi apreciación están entre mis obras mas preciosas y enriquecen el conjunto de mi labor.
TIERRA
En el aislamiento de la pandemia, el silencio y la incertidumbre se volvieron materia prima. Era necesario replantear para qué y cómo seguir pintando en un mundo en crisis. La respuesta surgió casi sin proponérmelo: observando lo inmediato, buscando el primer gesto que me devolviera al trabajo. Las hojas caídas se convirtieron en guías: me hablaron de la fugacidad, del tránsito entre lo que fue, lo que es y lo que será. El otoño ofreció su lección de madurez: aceptar la realidad, ir hacia adentro, reconocer en la transformación una belleza elemental. En esa estación habité mi soledad con serenidad, pintando el ciclo en que la materia se despide para volver a empezar.
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