
“¿Qué pensás hacer con tu única, salvaje y preciosa vida?” se preguntaba en El día de verano la poeta norteamericana Mary Oliver. Podemos inferir que, palabras más, palabras menos, algo así se preguntó el artista plástico Daniel Kaplan cuando decidió dedicarse a la pintura e instalar su taller en el bosque, en Mar del Plata, a mediados de los años 90. Hoy, su muestra “Constelaciones y naufragios”, exhibida en la galería Zurbarán, refleja un gesto muy importante para Kaplan (y, también, para Oliver): el de la contemplación atenta de los ritmos y ciclos de la naturaleza para captar, con ojo curioso y cazador, la belleza de ese movimiento.